Palabras Menores 01



EN BÚSQUEDA DE LA FRATERNIDAD PERDIDA
Caminar Franciscano

Un reconocido actor, Robert Williams, en una ocasión declaró que en sus inicios en el mundo de la comicidad practicaba sus caras y chistes durante todo el día, en presencia de su familia y amigos, hasta que un día su madre le dijo que no siempre tenía que ser chistoso, no siempre tenía que ser cómico, no siempre tenía que portarse como un payaso, también tenía que aprender a ser él, sin más. En ese momento comprendió, según sus palabras, que ser actor era otra cosa y que estaba equivocado al practicar a todo momento para asegurar el éxito en la vida. Su padre, con más experiencia, notó su cambio al ver que ya no practicaba como antes, pero, a la vez, seguía notando sus deseos de ser actor. Su papá confiaba en él y le brindó todo su apoyo en su carrera como actor pidiéndole que no cejara en su empeño, pero, por si las dudas, le dio un sabio consejo: aprende un oficio, sólo por si acaso. De esta manera, Robert Williams, siguió su camino como actor y se aplicó a estudiar soldadura, graduándose como un experto, sólo por si caso.

La vida tiene muchos rostros, lo que para unos es un éxito para otros no significa mas que fracaso rotundo. En la vida religiosa se está llamado no para sembrar éxito tras éxito, se está llamado para encontrarse con el fracaso. Un fracaso que sólo Dios cuando lo toma en sus manos se convierte en éxito. El religioso o religiosa deberá entregar su vida a Dios sin el deseo de ser una persona de éxito, esperando la mayor de las veces encontrarse con paredes en las que choca su inútil esfuerzo por llevar almas a Dios, prácticamente está destinado al fracaso. Esa ha sido la experiencia de los santos y santas de la Iglesia que lucharon hasta el final de sus días por vivir el Evangelio y obedecer los designios de Dios. Muchos de los que somos seguidores de Cristo, y que tratamos de seguir los pasos de nuestros fundadores y fundadoras, por más que leemos sus biografías hay cosas que no logramos entender. Estamos buscando el éxito.

Sólo que los religiosos y religiosas no somos actores, no somos payasos y tampoco vivimos de la comicidad. La vida consagrada vive por el Evangelio y la construcción del Reino. Los religiosos y religiosas no somos profesionales ni expertos en nada aun cuando nos dediquemos a todo. Los hermanos capuchinos que estamos colaborando en casa de las Misioneras de la Caridad al llegar se nos preguntó qué era lo que sabíamos hacer, si sabíamos cocinar y lavar trastes, barrer y trapear, pintar aquí o allá, reparar algún mueble o lo que fuera necesario, cantar y predicar, cuidar del jardín o lavar baños. Respondimos que no sabemos hacer nada de eso, que sólo somos aprendices, que no somos expertos, mucho menos profesionales, pero lo que sí podíamos asegurar era que siempre trataríamos de hacerlo, y nos propusimos hacerlo con amor.

El Evangelio se esconde no en la realización de las cosas mismas, el Evangelio se presenta en la forma como se hacen y se realizan las cosas, pensando que son para servir a alguien, a las personas, en este caso a los enfermos y ancianos. En las personas está Cristo, el que se hace vida cuando las cosas se hacen en su nombre y se realizan para ayudar a los necesitados, especialmente las que están alrededor y que conviven con religiosos y religiosas, con quienes pertenecemos a la vida consagrada.
En estos días, los hermanos capuchinos, hemos hecho de todo lo que se ha presentado y queda claro que no somos expertos en nada, mucho menos profesionales en algo. Sólo queremos vivir el Evangelio como nuestro Padre San Francisco, siguiendo sus pasos y sabios consejos.

En determinado momento, San Francisco, mandó a los hermanos: quiero que todos trabajen y se ocupen en algo, y que los que no saben ningún oficio, lo aprendan. El sabio consejo de San Francisco no es por si acaso, es porque verdaderamente hemos de presentar el Evangelio en todas nuestras acciones, en todo lo que realicemos, claro está, sin esperar el éxito. San Francisco trabajó con sus manos, la hizo de albañil reparando paredes y tejados, así, a la vez, colaboró en la reparación de la Iglesia. Es nuestra tarea, como religiosos capuchinos, aprender a ser más personas, más nosotros, más hermanos, más aprendices de misioneros, más aprendices del Evangelio y, a la vez, menos exitosos.
El mejor consejo que recibió el actor Robert Williams provino de su madre, cuando lo invitó a ser más él, a ser más persona; en el fondo lo estaba invitando a vivir de verdad.

Santa Clara de Asís:
El Hijo de Dios se ha hecho camino
para nosotros. Y este camino nos lo ha mostrado y
enseñado, con palabras y ejemplos,
nuestro Padre San Francisco,
verdadero amador e imitador suyo.
Sigamos sus huellas.

0 Response to "Palabras Menores 01"

Publicar un comentario

powered by Blogger | WordPress by Newwpthemes | Converted by BloggerTheme